La desigualdad en Kenia es muy notable y ciertamente todo comienza por el Primer Ministro, cuyo sueldo asciende a unos 24.000 euros al mes, mientras que durante el día, muchos keniatas tienen que sobrevivir con unos 2 dólares, algo que simplemente nos demuestra que los políticos siempre buscan sus propios intereses y no el bien de su pueblo. Si parte de sus riquezas las repartiera entre sus habitantes, se podría hablar de una situación mucho mejor de la que se encuentra ahora Kenia y sus habitantes. Esta falta de sentimiento hace que la mayoría de keniatas vivan con muy poco dinero al día, más de un 60% vive con 2 dólares.

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Además del Primer Ministro, son muchas las personas que tienen unos sueldo desproporcionados, dejando claro que ellos son las personas más importantes del país, ganando mucho más de lo que necesitarían para poder vivir. Eso forma parte de la clase política, que gana sueldos desproporcionados, mientras sus ciudadanos se mueren de hambre o apenas tienen para poder vivir diariamente. Mientras unas cuantas personas viven en las riquezas, muchas otras no tienen nada para poder comer.

Además de este sueldo, el primer ministro tiene dietas y otros ingresos extra, que al no tener impuestos, cobra de manera íntegra. Por si todo esto fuera poco, hay que sumar sus guardaespaldas, la vida de lujo que lleva tanto el primer ministro, como el Presidente y demás personas relacionadas con la política. Todo ello mientras los keniata apenas tienen comida para saciar el hambre, algo que no debería ser así.

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